Los cuatro patas, compañeros en las tristezas

En “Aventuras a cuatro patas” queremos hacer hoy domingo un homenaje a tantos compañeros perrunos y felinos (y de otros tipos) que se han convertido en una ayuda y en apoyo en difíciles momentos.

Porque nosotros sabemos escuchar sin rechistar, sin respuestas de palabras, sin reproches ni ánimos, ni pésames; nosotros sólo sabemos ESTAR: estar al lado, en ese silencio que a veces tanto se necesita, estar quietos sin movernos, estar firmes, estar día y noche, simplemente ESTAR.

Cuanto más solos os sintáis, cuando la pena ahogue vuestro pecho, llegaremos nosotros a curar las heridas sin botiquines ni calmantes, con nuestros lametazos, con el roce de nuestro pelaje, con la cabeza apoyada en vosotros.

Todos los humanos pasan por momentos de trance, de terribles dolores y sufrimientos que les hace sentirse los más solos en el mundo; no lo estáis amigos, todo aquel que nos tenga por mascota, NUNCA estará solo.

Cuando pierdan un ser querido, cuando pierdan un trabajo, cuando sientan una enorme losa en su pecho, infatigables, alegres, moviendo el rabo y deseando pasear con vosotros… ahí siempre NOSOTROS, con constancia.

Y aunque no podamos solucionar los mayores sufrimientos, no podamos recuperar seres queridos, devolveros el amor de una pareja, devolveros el trabajo perdido; aunque todo eso no podamos cambiarlo, sí podemos esperaros en casa y que al cerrar la puerta sepáis que junto a vosotros hay un ser capaz de dar la vida por vosotros.

¿Qué pedimos a cambio? Ni dinero, ni otros favores… sólo os queremos a vosotros, sin más; que paséis con nosotros, que nos queráis, que nos deis el mayor amor del mundo desde el principio de nuestra vida en común hasta que la terrible muerte nos separe; y aún así nosotros os seguiremos protegiendo y amando.

El hombre, a veces en eterno sufrimiento, el hombre con sus complejas incertidumbres, ese hombre que no necesita de grandes palabras, ese hombre que echa en falta un abrazo más que una gran charla… ese hombre nos tiene 24 horas, de día y de noche.

No necesitará de llamadas, de mensajes, ni de emails… sólo que nos llame, que diga nuestro nombre, que silbe, que se una en un abrazo con nosotros… y ahí en esa unión seguramente encuentre un consuelo a sus penas. Tan sólo cariño y comprensión, sin una sola palabra. En silencio. Vosotros y nosotros.

Sabedlo todos los humanos, siempre estaremos al lado

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Lametazos